martes, 21 de julio de 2009

Palos de Rikitín. LA LEYENDA

Como toda leyenda, esta tiene un principio, pero no tiene un final… de momento.

Todo empezó cuando formamos el equipo “Sven Wittekind” (Un nombre de mierda. El equipo también era una mierda en ese momento, así que el nombre estaba a la altura de las circunstancias). El objetivo era ganar un torneo de fútbol 7, y resumiendo; no lo ganamos.

Al año siguiente, ese miserable equipo cambiaría de nombre y se pasaría a llamar “Palos del Bulevar” en un intento desesperado por que la gente no nos relacionara con el equipo que habíamos formado el año anterior. La estrategia era cojonuda y parecía no tener ningún tipo laguna a simple vista; pero como siempre, la coletilla “a simple vista”, significa irremediablemente que algo no va según lo previsto, y así fue. Llevábamos las mismas equipaciones del año anterior, así que nuestra estrategia de cambiarnos el nombre se había convertido, ni mas ni menos que, en una puta mierda de estrategia. En ese momento sabíamos que se nos había colgado una etiqueta que solo nos podíamos descolgar practicando ese deporte como lo practicarían los mismísimos ángeles. Lo hicimos, jugamos como los putos ángeles. Solo había un problema… los ángeles no han jugado a fútbol en su puta vida (yo tampoco lo haría si tuviera alas). Pero aun así limpiamos un poco nuestro nombre. Pasamos de ser un equipo de mierda, a ser un equipo. Por la calle la gente nos saludaba, pero eso también pasaba antes de jugar el torneo, así que no creo que tuviera nada que ver con la actuación del equipo, que ese año, tampoco había ganado una puta mierda.

Llegaba el 2009, y con el, la inevitable cita con el torneo de fútbol 7 Villa de Paguera. Aprendimos de los errores anteriores, así que este año cambiamos tanto nombre como equipación, esta vez el motivo no era la vergüenza, había otros 2 motivos:

1º) Equipaciones obsoletas que pedían a gritos ser escondidas en lo mas profundo de nuestros armarios

2º) Un homenaje. Pasamos de llamarnos “Palos del Bulevar” a llamarnos “Palos de Rikitin”, en honor a nuestro gran amigo Ricardo (“Riki” para los amigos. “Rikitín” para los muy amigos. “Cariño” para las hembras), que está pasando una larga e incomoda lesión de rodilla, provocada precisamente por el fútbol. Una situación difícil contra la que Ricardo lucha con la mejor de sus armas, su sonrisa. ¡¡¡TE QUEREMOS RIKITÍN!!!


Bueno… teníamos nuevo traje, nuevo nombre y la misma cara (cosa que no nos habría muchas puertas).

El torneo dio comienzo. Nadie apostaba por nosotros, y nosotros estábamos dispuestos a demostrar que esta gente se equivocaba, [SPOILER]--> El tiempo acabo quitándonos la razón a nosotros para dársela a ellos <--[SPOILER]. Pero no adelantemos acontecimientos

Empezó el primer partido, contra un equipo llamado “Bar Martin”. Cuando vimos a esa gente nos llenamos de confianza y se nos dibujo una sonrisa a todos en la cara, por que sabíamos desde el primer momento que íbamos a ganar con holgura ese partido.
Perdimos 4-3.
Aprendimos una lección valiosísima que nunca íbamos a olvidar, “si el rival mete un gol mas que tu, gana el”. A partir de ese momento entendimos lo que debíamos hacer para ganar: meter mas goles que el rival. Puede parecer lógico en principio, y lo es.

En el segundo partido decidimos demostrar que, de verdad, habíamos aprendido una lección en el partido anterior. Nos toco jugar contra un equipo llamado “Ses capses rodones”, un nombre que desafiaba las leyes de la física. Metimos un gol mas que ellos, aplicando así esa valiosa lección que jamás íbamos a olvidar. Ganamos 3-2, teníamos 3 puntos y la negatividad del primer partido se convirtió en hambre. Pero no fuimos a comer, sabíamos que con el estomago vacío jugábamos mucho mejor. Esperamos la llegada del siguiente partido.

Nuestro siguiente rival se llamaba “Body mania”. Parecían gente buena, y estaban fuertes, así que además de parecer que nos podían ganar también parecía que nos podían hinchar a ostias. Pero fueron limpios (ganaron el premio a la deportividad, algo que para mi nunca a sido un premio. Ep!, le cambias la placa y a tomar por culo). En este partido tuvimos un planteamiento claro, CATENACCIO. La mayoría de jugadores del equipo éramos barcelonistas y llevábamos todo el año admirando el brillante juego del barça y criticando salvajemente a esos equipos que salen a defender el partido. ¿Esto nos convertía en unos hipócritas?, posiblemente, pero también hay que decir que nos la sudaba bastante. Ganamos 2-0. Primera sorpresa.

Había sido el último partido del día, así que ahora si… nos fuimos a comer como auténticos cerdos. Pepitos, hamburguesas, una salchicha que había por el suelo (con hormigas)… todo valía contal de apagar ese apetito. Después de comer nos fuimos a dormir como hacen los niños pequeños. Cada uno a su cama y Michael Jackson en la de todos.

Llego el Día S (de Sábado. Lo se... ¡¡SUBLIME!!). Teníamos nuestro último partido de la fase de grupo. El equipo, “Los montoncitos”. Ganamos 6-2.

Nuestros resultados y los de nuestros rivales directos, nos convirtieron en segundos de grupo. Pasamos de ronda.

Dentro del mismo Día S, jugamos los cuartos de final contra un equipo llamado “Los Búhos”. Un equipo histórico de los torneos de verano, pero como a todo equipo histórico, le llego su momento. En ese instante nadie daba nada por nosotros, ni siquiera nosotros mismos ni la gente que mas nos quería, apostaban por nosotros. Bien, resumiré este partido en dos líneas:

Resultado: 5-3, ganamos
Lección: Confianza


Estábamos en semifinales, rebosábamos confianza, alegría y sed de venganza (nos tocaba el equipo que nos había eliminado en nuestro primer año "La peña barcelonista de Paguera". Ese año en el que éramos un equipo de miserables). El partido empezó con el pitido inicial, como la mayoría de partidos. En la primera parte íbamos 0-0, y estábamos haciendo un catenaccio de manual. Pero como todo equipo que sale a defender, nos cayó un golito que hizo que se nos apretara un poco el culo. Toda la confianza que teníamos se convirtió en negatividad, y fue entonces cuando empatamos el partido.

En ese preciso momento en el que el balón impacto contra la red del equipo rival, elabore una teoría que, esta mal que lo diga yo pero, era cojonuda:
“Siempre que jugábamos con confianza (primer partido, y partido de semifinales hasta que nos metieron el gol) perdíamos, y cuando esa confianza no existía y su lugar era ocupado por la negatividad… ganábamos”

Tras elaborar la teoría, decidí elaborar una moraleja para que la teoría pudiera ser comprendida por los mas subnormales: “La confianza no nos ayuda… hay que ser negativo” (la moraleja tiene muchas lagunas pero la idea general esta ahí).

Vosotros pensareis: “puto tito, elaboró tanto la teoría como la moraleja, en una fracción de segundo, y siguió con el partido antes de que se reanudara el juego tras el 1-1”. Esto hubiera sido lo ideal, pero en realidad cuando acabe de elaborar la teoría y la moraleja, abrí los ojos, descubriendo así que los focos del campo de fútbol ya estaban apagados y ahí no había nadie. Me había tirado cinco horas elaborando esa teoría de mierda, y al acabar me sentí tan solo que decidí irme a casa a dormir sin tener ni puta idea de lo que había pasado tras el 1-1.

Al día siguiente mis compañeros de equipo me contaron que el partido termino en empate, lo que nos llevó a la tanda de penaltis. En la tanda de penaltis nos eliminaron.

En semifinales termino la heroica participación del equipo “Palos de Rikitín” en el tercer torneo villa de Paguera, así que aquí termina el relato. Si lo que queríais, era saber quien había ganado el torneo, hubierais leído bien el titulo del post hijos de puta.

PD: El año que viene tendremos el mismo nombre y la misma equpación. Estamos orgullosos de nosotros.

PD2: Nos llevamos el trofeo al "Maximo goleador". Y digo "NOS", por que decidimos considerar ese trofeo, un éxito de todo el equipo, aún que el ganador (un chico al que ya no le dirigimos la palabra) lo considerara un éxito personal (Cosa que yo tambien habria hecho si hubiera tenido la oportunidad)

1 comentario:

  1. Si hubiera sido una película americana habriais ganado con un gol en el último momento marcado a cámara lenta. Apasionante su crónica, ya le gustaría a Tomás Guasch tener su capacidad de redacción.

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