domingo, 13 de febrero de 2011

11 Cuentos que no cuentan nada (Cuento undécimo)

Triángulo.



Capitulo 1:

INTRODUCCIÓN A LA TENSIÓN.

Le llamaban Pulimento. Era muy buen chaval y muy inteligente.

A ella le llamaban Claudia. La gente decía que de buena era tonta, pero tampoco era muy buena, así que supongo que era tonta y punto.

Al tercero le llamaban Gualdo. No sabría como describir a Gualdo, por que era un hombre cuya timidez dificultaba conocerlo.

A Pulimento siempre le había gustado Claudia, pero ella sentía atracción por Gualdo. Y Gualdo siempre había querido follarse a Pulimento. Cabe decir que Gualdo era gay. Era de esos hombres que han decidido desperdiciar su pene metiéndolo en el culo de otros hombres.

Pulimento no era gay. Era heterosexual, homófono y muchas otras cosas más. Pero gay no.

Claudia… Claudia era un zorrón que desconocía la palabra "sentimientos".

A Claudia le gustaba Gualdo a pesar de que eran hermanos gemelos desde que nacieron. Así que la atracción que Pulimento sentía hacia Claudia no era más rara que la que Claudia sentía hacia Gualdo ni que la que Gualdo sentía hacia el mismo Pulimento, por que Pulimento era hijo de Claudia.

Los psicólogos definen la atracción de Pulimento hacia Claudia como "el complejo de Edipo", pero el caso es que Pulimento quería zumbarse a su madre.

Por aquel entonces, ninguno de los tres conocía los deseos de los otros dos.

Pulimento pensaba que su madre, Claudia, veía a Gualdo como un hermano y que Gualdo lo veía a el cómo su sobrino.

Claudia también pensaba que entre Pulimento y Gualdo únicamente existía una relación tío-sobrino, y que la relación que la unía a ella con pulimento era la siempre sana relación madre-hijo, aun que ciertamente le extrañaba bastante que Pulimento, a sus 23 años, aun quisiera absorber la leche del cuerpo de su madre a través de ese biberón natural al que llamamos teta.

Y como no, Gualdo pensaba que Pulimento veía a su madre como una madre y punto, y que su hermana lo veía a el cómo un hombre que no le despertaba ningún sentimiento que se alejara del cariño natural que los hermanos sienten entre si.

Este triángulo amoroso y familiar no podía terminar bien, ya que la tensión sexual que se respiraba era tal, que en ocasiones llegaba a cobrar forma física.



Capitulo 2:

EL PASO Y SUS CONSECUENCIAS.

Habían pasado dos años y la situación habia sufrido cambios notables. Todo ello era fruto de una reacción en cadena. Lo que se conoce como el efecto dominó.

Pulimento ya le había comentado a su madre todo lo que sentía, y su madre, que no veía el sexo como una opción, sino como una obligación, había decidido que, visto lo visto, debían fornicar. Y fornicaron.

A Claudia, lo único que le frenaba a la hora de decirle a su hermano Gualdo que quería darle caña en el aspecto sexual, era el hecho de que eran hermanos. Pero después de la relación que había mantenido con su hijo, se había animado a saltarse el lazo familiar también con su hermano. Así que se lo comentó, y Gualdo, que no sabía decir que no, a nada, accedió a la propuesta.

Ese círculo vicioso lo acabaría cerrando Gualdo con Pulimento. Gualdo estaba súper animado por que todo el mundo había obtenido respuestas positivas. Por eso, el sentía la obligación de echar el resto y arriesgar con su sobrino. Se produjo una conversación incomoda que Gualdo supo manejar a la perfección usando mucha psicología y tirando de su don de gentes:


- Pulimento, tu y yo nos conocemos hace mucho tiempo, ¿eh?.

- Claro, eres mi tío. Te conozco desde que tengo uso de razón.

- Llámame Gualdo, me incomoda que me llames tío, no quiero que me tengas ese respeto que se le tiene a los familiares, prefiero que me veas como a un amigo.

- De acuerdo... Gualdo. Intentare rectificar eso.

- Bueno pues... ahora que ya no soy tu tío ni, por lo tanto, tu mi sobrino y hemos pasado a ser amigos...

- ¿A dónde quieres llegar Gualdo?- le interrumpió Pulimento.

- Quiero llegar hasta el fondo. Quiero que demos el paso.- Gualdo empezaba a precipitarse

- No entiendo lo que me quieres decir- Volvió a interrumpir Pulimento, que no tenía ni puta idea de lo que quería decirle su tío.

- ¿No lo entiendes?

- No.

- Quiero hacerte el amor.

- Haber empezado por ahí- Contesto, de forma sorprendente, Pulimento.


El triángulo amoroso se había cerrado. El efecto dominó que Pulimento empezó con su madre, empujando la primera ficha del amor, había hecho un recorrido circular que terminó, literalmente, detrás suya.



Capitulo 3:

MADURACIÓN Y TRAGEDIA.

Claudia llevaba un año intentando repetir. Intentando zumbarse otra vez a su hijo y a su hermano, pero la cosa no había vuelto a fraguar. Para ella la situación era perfecta, por que tenía dos hombres a su disposición. Pero Pulimento llegó a un razonamiento lógico... logiquísimo: "si le hago el amor a mi madre, al final, por razones que no entiendo, mi tío me acaba dando por el culo a mi". Así que Pulimento no volvió a acceder al sexo materno-filial. Y sin pulimento empujando la primera ficha de ese dominó sexual, no se volvió a producir el efecto dominó.

No hace falta decir que Pulimento no disfruto de su relación con Gualdo tanto como Gualdo disfrutó de su relación con Pulimento. En esa cama solo disfruto uno, y a eso no se le puede llamar amor.

Gualdo era un hombre muy bien dotado, lo que llamaríamos un súper dotado, y no precisamente a nivel intelectual. Si a esto le unes que en el momento en el que mantuvo la relación con su sobrino, este era un joven virginal, comprendes por que Pulimento llevaba un año ingresado en el hospital con un desgarro anal que los médicos calificaban como "irrecuperable".

Claudia ya tenía un niño de tres meses resultado de la famosa partida de dominó entre familiares que se produjo un año atrás. Pero no sabia si el hijo era de pulimento o si era de Gualdo.

Si ese hijo fuera de Gualdo, Gualdo seria su padre y su tío. Si fuera de Pulimento, Pulimento seria su padre y su hermano. Pero poca importancia tendría todo esto cuando Claudia pensó que por A o por B, su hijo iba a tener un padre maricón. No era una situación que le hiciera demasiada gracia, así que puso fin a toda esta historia de una manera un poco drástica: cogió a su hijo y lo tiro a la basura.

viernes, 11 de febrero de 2011

11 Cuentos que no cuentan nada (Cuento décimo)

Rutas comerciales.



En aquella época las rutas comerciales eran zonas donde se repartía sexo a diario. Era muy cómodo, por que en una ruta comercial todo el mundo está de paso. Hoy folló aquí, mañana allí y si te visto no me acuerdo. Y si me acuerdo te vuelvo a follar. Eran zonas sexualmente muy activas.

Chencho es el heroe de esta historia. Era un hombre que padecía una seria enfermedad psicológica. "Adicción al sexo" era como el psicólogo le había dicho que se llamaba su problema. No era un problema feo. Es mas, yo diría que era un problema precioso.

Chencho tuvo la mala suerte de criarse en un pueblo y en una época muy tocados por el azote de la iglesia. Ya se sabe que la iglesia tiene una cierta obsesión con el tema sexual. Chencho también tenia obsesión con ese tema, pero evidentemente eran obsesiones que iban por caminos distintos. Yo, como autor del cuento, deberia mantenerme al margen y no entrar a opinar sobre que obsesión era mas buena o mas mala; mas lícita o mas ilícita; mas correcta o mas condenable. Pero también como escritor del cuento, gozo de una completa libertad con la que me permito decir que la iglesia era gilipollas y que Chencho tenía una obsesión muchísimo mas lógica que la que tenían esos meapilas con sotana. Además, si tenemos en cuenta que el Padre Risto Ribagorza, capellán del pueblo, había hecho uso de la mayoría de niños de la zona, utilizando las clases de catequesis para practicar juegos muy poco éticos, podemos decir que este señor no estaba en una posición muy adecuada para dar lecciones de moralidad.

Uno de los juegos favoritos del Padre Ribagorza, era el "Twister cristiano". Un nombre con mucho gancho. Era un juego infantil que el mismo se había inventado. Las normas eran simples, pero no las voy a explicar, mas que nada por pereza. Eso si, la finalidad del juego estaba clara: todos los niños tenían que acabar desnudos. Por eso, siempre que se terminaba una partida de Twister cristiano, te encontrabas con la siguiente situación: un cura con la sotana por tobillos, un crucifijo de látex en una mano y la Biblia en la otra; cuatro niños desnudos y Barry White sonando de fondo. Este es un momento perfecto para cambiar de tema. Así que cambiemos.



Chencho enseguida se convirtió en un tema de debate dentro del pueblo. Ese chaval, poseído por los deseos carnales que otorga el diablo, incomodaba mucho a la población. Sobre todo a la femenina, por que otra cosa no, pero heterosexual lo era, y mucho.

La situación de incomodidad general que Chencho provocaba en el colectivo femenino, enseguida llegó a oídos del vaticano, que envió un comando formado por cinco jinetes que conocían a la perfección las leyes del señor y que, por lo tanto, estaban en una posición ideal para emitir un juicio.

Ciento ochenta y siete días mas tarde, ese comando llegó al pueblo. Pero solo eran tres. Dos habían muerto en el largo camino. El primero murió por deshidratación y el segundo murió por solidaridad con el primero. No fueron perdidas muy importantes.

El juicio de Chencho comenzó el dia primero de Agosto y se convirtió en un despiadado cruce de acusaciones entre Chencho y la Iglesia.


-Tu has violado a cuatro niñas, incluida tu hermana.- Aseguraba el padre Risto

-Tus diez mandamientos son diez mierdas.- Contesto Chencho con el descaro que le caracterizaba.

-Tu te portabas mal en catequesis.- Las excusas de Risto empezaban a perder fuerza

-Normal, la clase de catequesis era un mierda.- Chencho parecia tener una respuesta para todo lo que dijera Risto.

-Tu nunca has estado dispuesto a aprenderte ni una oración-.

-Pero me aprendí los siete pecados capitales. Y pienso que deberían ser siete obligaciones y no siete prohibiciones.- Todos los presentes se miraron y asintieron con la cabeza como diciendo "no es del todo mentira".


El "tu hiciste esto y tu aquello" se alargo durante un día y otro día y otro día. Hasta el 5 de Agosto del año siguiente. Ese día, Chencho llevó a cabo una acusación que pondría pausa a toda esa pantomima: "Cuando jugamos al twister cristiano, solo se divierte el cura".

Los tres jinetes de la justicia preguntaron que era el twister cristiano. Obtuvieron dos respuestas.


La respuesta del padre Risto Ribagorza fue espesa y confusa, y además se le notaba extremadamente nervioso:

"Es un juego infantil que consiste en pasárselo bien. Yo hago de arbitro para que todo sea justo y para asegurarme de que los críos se divierten sin freno"


La respuesta de Chencho fue una exposición magistral de las verdaderas reglas del juego:

"Es un juego que ningún niño del pueblo entiende. Consiste en hacer girar una flecha sobre un cartón. Cuando la flecha para, siempre queda señalando el dibujo de alguna parte del cuerpo. Pero eso da igual. Quede donde quede la flecha, una vez que para, el Padre Risto dice que te debes quitar toda la ropa. Cuando todos los niños están desnudos empieza la segunda parte del juego..."


"STOP!!!". Gritó uno de los jinetes de la justicia.

Tanto Chencho como Risto Ribagorza fueron obligados a abandonar el pueblo. Risto por pederasta y Chencho por que olia a mierda. Los dos se fueron cogidos de la mano.

Al cabo de cuatro días, el destino los tenia deambulando por un desierto, y fue alli cuando un trasatlántico de quinientas mil toneladas le paso por encima al padre Ribagorza y acabo con su vida. Solo quedó el alzacuellos. Como no tenia ningún sentido que hubiera un barco cruzando el desierto, Chencho decidió pensar que había sido cosa de Dios, que todo lo puede. Esa explicación nunca le llegó a satisfacer del todo. Pero como tampoco le preucupaba mucho, siguió su camino.


*NOTA DEL AUTOR*

Amigos lectores. Hasta ahora no hemos aprendido nada ni con esta historia ni con las demás, y la cosa no va a cambiar con la siguiente, que es la última. Pero a estas alturas del cuento seguramente os estéis preguntando "¿Que tiene que ver todo el cuento con el tema de las rutas comerciales?", "¿como lo enlazara todo?", "¿que magistral giro del destino nos tiene preparado el autor?", "¿etc.? ".

Pues prestad atención. Por que el siguiente giro argumental se ha visto pocas veces en la historia de la literatura.

*NOTA DEL AUTOR FINIQUITADA*


Chencho estaba en el desierto, sin cura, sin agua y con ocho buitres rondando el cielo: señal inequívoca de una muerte cercana en el tiempo. Entonces parpadeó. Cerró los ojos y al abrirlos, como por arte de magia, estaba en mitad de la antigua ruta comercial de las especias a miles de kilómetros de ese desierto que se había tragado al Padre Ribagorza.

Ahí, en la ruta comercial, encontró el paraíso. Sus necesidades eran satisfechas multitud de veces al día. Con hombres, con mujeres, con melones que había dejado un rato al sol, con algun que otro animalito y, por raro que suene, con piedras. Hasta el fin de sus días estuvo haciendo lo que mas le gustaba: Penetrar. Penetró tanto que llegó a padecer todas las enfermedades venéreas existentes y algunas que ni si quiera existen. Pero ninguna de esas enfermedades pudo con el.

Chencho moriria por tuberculosis pero feliz a la edad de ochenta y nueve años. Como exigía en su testamento, fue enterrado boca abajo, desnudo y con el alzacuellos del Padre Risto Ribagorza enfundado en una zona del cuerpo en la que, para ser finos, diremos que lo que alzaba no era el cuello.