domingo, 31 de mayo de 2009

Reglas de 3

En el colegio se le dio demasiada importancia a la regla de 3. Cuando éramos jóvenes preadolescentes cuya mayor ilusión en la vida era hacernos mayores para follar, se nos enseño algo en clase de matemáticas, se nos enseño un razonamiento, pero se cometió el error de hacernos creer que ese razonamiento escondía tras de si una verdad universal, implacable, incuestionable y valido para todos los casos. La regla de 3 entró en nuestras vidas por la puerta grande. Se nos hizo creer que todo podía solucionarse multiplicando por un número y dividiendo por otro. La regla de 3… La maravillosa regla de 3.


Era muy útil para resolver de forma gloriosa algunos problemillas matemáticos de carácter simple, pero la línea que separa las mates de la vida cotidiana, es tan fina e imperceptible que en muchos casos la regla de 3 deja de usarse para lo puramente matemático, y ahí comienza el error. El código penal debería penar con 27 katanazos en las tibias a todos esos subnormales que dicen “hombre, por esa regla de tres…” y a continuación dicen algo que no es una regla de tres ni es una puta mierda.
Pero también tienen culpa aquellos que comprenden la regla de tres a la perfección y deciden utilizarla en un caso en el que es innecesario, son todos esos ignorantes apasionados por humanizar la edad de los perros con el siguiente razonamiento: “un perro vive 7 veces menos que una persona, así que 1 año de un perro son como 7 de una persona, de modo que un perro de 10 años es como si tuviera 70”. Un razonamiento de mierda. Un perro de 10 años, tiene 10 años, no tiene 10 años de perro y 70 de humano, por que un año... es un puto año joder, independientemente de que seas perro, gato, humano o cristiano ronaldo.

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