martes, 7 de agosto de 2012

Entrevista al inventor del escaparatismo.


PERIODISTA: Hola Mateo...

MATEO: Me puede llamar Juan.

P: ¿Juan? Pero se llama Mateo, ¿No?

M: Si. Pero mis amigos me llaman Tito.

P: ¿Y lo de Juan?

M: Olvídelo.

P: Bueno, el motivo de la entrevista es evidente: es usted uno de los pioneros en el mundo del escaparatismo, tanto a nivel nacional como internacional, y al mismo tiempo el escaparatista mas cotizado de Mallorca con enorme diferencia sobre el segundo. ¿Como se le ocurrió pensar que de un escaparate se podía extraer tanto jugo?

M: ¿Me puede repetir la pregunta?

P: Preferiría no tener que hacerlo.

M: Y yo que le apoyo en su decisión de no reformularla. Bien todo empezó en mi viaje a New York (Nueva York para los paletos) en el año 1962. Yo era un joven preadolescente bastante alocado. Me metía metanfetamina casi a diario y los días que no lo hacia iba puesto de acido. Muchos decían que esa era mi cruz, mi talón de Aquiles, pero ese colocón fue el que me hizo llegar a la conclusión de que las fachadas de los comercios, opacas por aquella época, debían ser transparentes. Y que esos comercios, debían aprovechar la transparencia de sus fachadas para exponer su producto.

P: Increíble historia Señor Tito.

M: Mateo, por favor.

P: Pero... está bien. Increíble historia señor Mateo. Creando de la nada una idea que hoy es una parte fundamental del marketing empresarial. Y... ¿como consiguió que le compraran esa idea las grandes empresas?

M: Bueno, no fue sencillo. Eran tiempos duros. El gremio de escaparatistas, que en ese momento estaba formado únicamente por mi, no podíamos vivir del escaparate. Para que me entienda, no se podía considerar el escaparatismo una actividad profesional. En las primeras andaduras de esta nueva, visible y revolucionaria forma de entender la forma de vender, se ganaba muy poco dinero, y los escaparatistas teníamos que complementar nuestro sueldo con actividades cercanas a la prostitución. En esa época se ganaba mas poniendo el culo durante una hora que montando cien escaparates. Pero la cosa cambio mas adelante.

P: ¿En que sentido?

M: En el sentido en el que con el paso del tiempo ya se empezó a ganar mas dinero montando escaparates durante una hora, que poniendo el culo cien veces. Esa era una muy buena noticia para los que amábamos el mundo de la cristalera y la elegante distribución de productos, pero no sentó muy bien a un pequeño gremio dentro del gremio de escaparatistas, a los que les gustaba mas comerse una polla, que montar un buen escaparate. Los empezamos a llamar gays, y el nombre tuvo bastante acogida social, hasta el punto en que hoy en dia se les sigue llamando así.

P: Me sorprende el hecho de que solo montaran escaparates lo hombres, cuando hoy en dia parece una actividad mas femenina que masculina. ¿A que se debía?

M: Bueno, eran otros tiempos, el machismo tenia mucha fuerza y la mujer era considerada un estropajo que solo servia para hacer las tareas del hogar, hacer niños y, posteriormente, amamantarlos. Para que me entienda, en esa época ser mujer era ser mierda. Pero mas adelante la igualdad se fue imponiendo, y estas hijas de puta se metieron en la industria que yo invente hasta ocuparla casi por completo. Hoy por hoy el 99.99% de la profesión esta formada por mujeres, y el otro 0.01% somos yo y un señor que se saco el carné de escaparatista por que le hacían descuento de Zara Basics. Otro maricón.

P: A parte del momento en el que tuvo la grandiosa idea de cristalizar las fachadas para poder exponer productos en ellas, ¿cual consideraría el momento mas importante de su carrera como escaparatista?

M: El momento mas importante fue el dia en el que, llevando una enfarlopada criminal y habiéndome metido un poco de caballo vía intravenosa, se me ocurrió la que bautice como la «Ley de pesos». Escribí una tesis de siete tomos, cada uno de ellos de quinientas paginas, para explicarla a la perfección. Pero se puede resumir en que llegue a la conclusión de que los objetos de mayor tamaño deben ir siempre en la parte baja del escaparate, y a medida que se va ascendiendo en el mismo, el tamaño de los objetos debe ir menguando. Con esta teoría me corone y se me dio el premio nobel al escaparatismo, un galardón que se abolió al año siguiente por lo absurdo del mismo. También fue un momento de gran importancia en mi carrera, cuando, tras mucho luchar, conseguí que la Real Academia de la Lengua Española aceptara el termino «Escaparate». Mi primer intento fue vía telefónica, y lo único que conseguí fue que me llamaran gilipollas y me colgaran. Pero con el tiempo y la insistencia lo conseguí, y hoy en dia puedo decir que, gracias a mi, la segunda acepción de la palabra escaparate en el diccionario de la RAE dice asi: «Espacio exterior de las tiendas, cerrado con cristales, donde se exponen las mercancías a la vista del público».

P: Bueno Señor Mateo. Ha sido un placer poder conocer un poco mas de su historia y poder entrevistarlo personalmente.

M: El placer ha sido suyo.

P: Eso he dicho.

M: Y yo lo confirmo.

P:

M:

P: Adiós.

M: Adiós.

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